martes, 24 de noviembre de 2015

Cuadernillo de Notas, 36

A veces uno se encuentra desconcertado ante la muestra de un peculiar sentido del humor que pone de manifiesto el aspecto quizás excéntrico o provocador de algo que pudiera pasar desapercibido. El humor nos predispone a mirar con tolerancia todas las cosas: incluso las más solemnes pueden ser apreciadas desde el ángulo risueño de lo que antes solamente concebíamos como serio y espléndido. Lo insólito pone de manifiesto el sentido lúdico de la relación que puede darse entre el continente y lo expuesto, es decir, el contenido.
La belleza y solemnidad interior de una catedral de los XIV-XVI, se manifiesta en sus retablos magníficos, su claustro, su trascoro, capillas, cruceros, ábsides, su cripta milagrera y los relicarios, etc. Y en la traza exterior con sus pináculos, arbotantes, estribos, contrafuertes, ménsulas y tantos otros elementos propios de la arquitectura del gótico.
Y en las gárgolas de grifos, de figuras grotescas, de animales  monstruosos, de esqueletos humanos y de otras visiones quiméricas o parafernales…  y, de pronto, un fotógrafo prepara su cámara, de las antiguas de fuelle, como dispuesto a sacarle una instantánea a este boquiabierto y sorprendido escudriñador.
Dado en la fachada de la Catedral de Palencia. Verano, ya casi otoño.

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