miércoles, 25 de noviembre de 2015

Cuadernillo de Notas, 34

Desde la explanada que corona la Quinta del Duque del Arco, cerca de El Pardo, la primavera muestra otra cara bajo un cielo entoldado en gris. Los olivos, en perfecta formación, trepan por la ladera de enfrente esfuminada por la neblina. Lluvia ligera, suave y esponjosa. No se ve un alma humana. Un gato cimarrón cruza a la carrera huyendo de la lluvia meona. Silencio punteado por el gotear sonoro de los pinos, los enebros, las sabinas. El jardín palaciego, con sus simetrías en cascadas, en rectángulos de boj, en fuentes, en estatuas, en surtidores y estanques, muestra la cara cortesana en una finca que mantiene algo de su primitivo carácter agrícola: encinas, olivares y frutales, hoy en flor. El color, y el olor, lo ponen las genistas, los lirios, las lavandas y otras silvestres.
A esta misma hora, las doce de la mañana, centenares de personas hacen cola, bajo el calabobos, a las puertas de un Centro Comercial, después de pasar más de veinticuatro horas en la calle con frío y bajo una lluvia meona. Tratan de conseguir unas entradas para el concierto que van a dar los Rolling Stones  en el estadio Bernabéu el próximo día 25 de junio…
Y es que como dijo aquel torero (existen dudas sobre la autoría): “ti’é que habé gente p’a t’ó. No  creo que sea necesario traducirlo al español común.

3 comentarios:

  1. El jardín trasmite sosiego, en comunión con la naturaleza, buenos momentos debió de pasar la aristocracia en paraje tan selecto, lejos del mundanal ruido de la ciudad y alejado de las desgraciadas huestes populares, esas gentes de escasez intensa y prolongada.
    "¡Oh, torero, modelo de comprensión!"
    Azi ez er mundo. ¡Hay gente pa tó!'

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  2. Pepe, aquí en Córdoba no se te ocurra decir otro autor de la frase que no fuera Guerrita. Conozco por razones político-familiares a su nieta, que tiene 93 años y te digo que viendo su humor y su ironía, fijo que tuvo que ser él

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  3. Hola, Ángel. El torero al que me refiero, aún dudando de su autoría, es Rafael El Gallo, con ocasión del comentario que hizo cuando le fue presentado el filósofo Ortega y Gasset. Parece que la repetida frasecita también le es atribuida a Lagartijo y, en Córdoba, según tú me informas, al Guerra. Por supuesto que lo tendré muy en cuenta cuando vaya a esta bellísima ciudad para no incurrir en semejante desliz. Gracias por tu comentario.

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