Esta
fotografía apareció en la página “Hermanos
en el Colegio” de la revista Lyceum[1], que nos expendía el colegio
San Antonio de
Padua, dirigido por los PP. franciscanos. O.F.M. al que puntualmente acudíamos, es decir, con puntualidad.
Aquí
estamos los “Hermanos M. P.”.
Un, dos, tres… Bien acicalados, posando en
orden decreciente en edad y estatura, los cuerpos algo girados y la mirada al
frente, en un plano medio corto como exigía el formato de la inexcusable tópica
sección revisteril. Repeinados con la bien delineada raya a la izquierda. Manolo y
yo vamos de correcta chaqueta oscura, él con corbata (por algo era el mayor), yo
no; y Roberto, como más pequeño, viste informal canadiense cerrada con
cremallera.
Un, dos, tres… Manolo, gallardo y desafiante con el ¡jeeeh! en su mirada
a punto de citar a un morucho en la cerca del “Chapao”, o así. Roberto, el más
guapo, inicia un conato de sonrisa socarrona como si estuviera riéndose de
nosotros mismos. Y yo, serio y algo ausente, a la expectativa, mirándonos desde
fuera, como ya era habitual.
Un, dos, tres… El fondo de la imagen resulta
de un color indeterminado, entre gris y azulado. No sé si es original o que el paso
del tiempo ha alterado la cartulina ya deteriorada. Reconozco la mano del minucioso autor
de los letreros en magenta, sobrescritos muchos años después, que, a modo de
rayos fulmíneos, nos amenazan, al calígrafo en la sien y a mí en la oreja, por si
hubiera lugar a duda de quién es quién en el juego.
Un, dos, tres…
con nuestras inexcusables orejas desplegadas como marca registrada de autenticidad
de la factoría familiar.
La foto no lleva fecha en el reverso pero sí
la identificación del fotógrafo (Márquez. Foto. Cáceres). Por nuestra apariencia,
vestimenta y expresión (desafío, expectación y sorna, respectivamente), creo
que debió ser publicada en la revista alrededor de 1952/53. Manolo estaría en de 3º de
Bachillerato, Roberto en la clase de 4º con el Padre Pedro, y yo, por entonces,
entre otras variadas tareas, haciéndome a las armas en 1º de Bachillerato.
Un, dos, tres… al
escondite inglés, sin mover ni las manos ni los pies.
[1] Nota del erudito que siempre está eruditando: Lyceum (< gr. Lykeion >cast. Liceo ‘escuela filosófica creada por Aristóteles en el siglo IV a. de C., también llamada escuela de los peripátéticos.