Mayo, 2015
Una vez más andamos a vueltas con Cervantes y El Quijote. Resulta abrumadora la fiebre cervantista que se ha desatado en torno a la localización de los restos del autor del Quijote, alimentada, según afirman los responsables, con más de 114.000 euros…, que proceden de las arcas del Ayuntamiento de Madrid. Arqueólogos, genetistas, forenses, rastreadores del ADN, historiadores, críticos y expertos de toda laya nos han ido proporcionando datos que intimidarían a cualquiera con este culto reverencial por los dudosos fragmentos de huesos del autor de la universal novela. Bien es verdad que, por fortuna, algunos no comparten tal calentura, como el académico Francisco Rico que se ha deslindado y ha calificado de tontería la pesquisa acerca de sus huesos. Efectivamente: ¿se pretende hacer un parque temático con una ruta bien exprimida en el barrio de las Letras, con visitas organizadas, previo pago, a la cripta del convento de las Trinitarias, a la casa de Lope de Vega, a la de Góngora, a la de Quevedo y a la del mismo Cervantes? Ni una sola incitación para que interese la lectura de los lances del andante caballero manchego.
¡Qué contraste con el contenido del discurso leído por Juan Goytisolo en la ceremonia de entrega del Premio Cervantes de las Letras del 2014! El premiado, con brevedad "gracianesca", mostró la significación del Quijote como obra literaria y aludió a la peripecia existencial de Cervantes en la que aún hay muchas sombras no aclaradas. Goytisolo se reivindicó, siguiendo a Carlos Fuentes, como “de nacionalidad cervantina”, y se figuró a don Quijote, a lomos de Rocinante, lanza en ristre, arremetiendo contra los esbirros, los corruptos, los mendaces, los desfachatados ladrones, y animaba a los lectores (del Quijote) a no soportar con resignación una sociedad dañada por la corrupción, el latrocinio organizado, el paro, el exilio profesional forzado de los más jóvenes… Y proponía “Volver a Cervantes y asumir la locura de su personaje como como una forma superior de cordura, tal es la lección del Quijote”.
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