sábado, 2 de enero de 2016

Cuadernillo de Notas, 41  

Nochevieja. Tertulia en la cocina. Estoy aliñando una ensalada de jamón, foie y castañas para la cena. Uno me pasa la sal y la pimienta. Otra la miel. Otra, sensible a las cosas del lenguaje, nos recita, para abrir el apetito, una letanía antropofágica
improvisada . 
      
Carlitos es tan tierno que me lo comería a besos.
Remy es un yogurín.
Es tan dulce que, a Luis, le chuparía hasta los huesitos.
Lino está como un queso ... ... ...
Yo, de corta memoria y de hábitos insustanciales, me acojo al Diccionario del Diablo, de A. Bierce: “Un BESO no es otra cosa que un mordisco modificado”.

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