Semáforo
en la Puerta de Toledo. Los minutos que transcurren entre un rojo y un verde.
En medio del paso de peatones dos mimos-payasos espontáneos distraen de su impaciencia a los enlatados
en sus vehículos. Hacen juegos malabares con pelotas, sombreros y macillos.
Mueca de risa en sus máscaras pintadas sobre la piel. En tiempo bien calculado,
el más bajo pasa la chistera de un verde brillante entre los coches, es una
chica de pelo castaño que solicita, con gestos de mucho mimo, unas monedas. El
más alto y estilizado es un hombre joven de bombín negro y chaleco rojo, que lleva la pernera
izquierda del pantalón extravagante recogida en un doblez a la altura
de la rodilla y se ayuda en sus volatines con una muleta de palo que apoya bajo
la axila. Verde.
De un salto inverosímil se pone a salvo en la acera.
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